Wednesday, October 19, 2005

CINE

Para algunos el cine es un hobby, una pasión ir a encerrarse a una gran sala oscura donde se proyectan historias en el ecrán, historias que los estremecen, los sorprende y que a veces les cambia la vida. Algunos nacieron con una 8 mm bajo el brazo, filmando las anécdotas familiares y aventuras con los amigos. Algunos otros provienen de familias de artistas, acostumbrados a escuchar a Mozart a la hora del té y dormir al son del bolero de Ravel, algunos crecieron con los abuelos leyendoles historias de los libros clásicos, otros acompañaron a la tía al ballet cuando pequeños. Para muchos el cine forma parte de su vida, junto con todas las artes que lo rodean. Para mi fue distinto, pues no tuve cámara, no tuve tía, no tuve discos de musica clásica ni tampoco un abuelo literato que me leyera libros. Sólo tuve mi curiosidad por ver peliculas baratas de terror (lo que se llama cine B) que arrendaba despues de los 12 en los video clubes del barrio. Me nutrí de eso, de peliculas ochenteras adolescentes, de peliculas taquillas y de terror que pudiera tener a mano. Pero no nací con la idea de ser cineasta, no crecí pensando seriamente ser artista, sólo con una fuerte inclinación por la música y las historias, música de cassetes analogos, en radios antiguas que se sintonizaban con antenas para que sonaran bien. No vengo de una familia de artistas, vengo de una familia de esfuerzo, de trabajo, de lucha por aprender más de lo que la vida les entregó como condena.
Y de pronto yo, vengo con mis aires de niñita de papá, queriendo estudiar cine, obligando a mi familia a pagar un costoso crédito bancario, pretendiendo que provengo de otro mundo, así como lo pretendí toda mi vida. Arribismo no, espiritu de superación, ansias de más, ganas de salir de los límites estrictos que me propone mi entorno. Y es así como descubro el cine en su forma original, con todo su peso social, politico y cultural. Se me llenan las venas de pronto, de hambre de cine, de hambre de expresar mis ideas, de ganas de gritar mis historias, de trascender en la gente. Traté de hacerlo lo mejor posible, me propuse metas que cumplí con creses y de pronto mi sueño se duerme. Admito que amo el cine, admito que amo la música, pero admito también que me amo mucho más a mi misma. No tranzo con mi libertad (ya bastante restringida), no tranzo con mis sentimientos ni mis valores. El cine duerme en mi por ahora. Soy espectadora cranenando en su mente miles de historias que por ahora quedan pasmadas en mis papeles privados. Trabajo duro y pretendo ser como cualquier mortal. Por ahora el cine duerme en mi... hasta que llegan los festivales y las muestras, hasta que llegan a mis manos propuestas de mostrar mis trabajos a un público sentado en una sala de cine. Me arden las venas, se estremece mi corazón, vuelvo a sentir el hambre de cine, de historias y poesía, de magia en la pantalla, de ser reconocida, de escuchar los aplausos y los comentarios, hambre de trascender en la gente, hambre de volver a ser cineasta de nuevo. No nací con una 8 mm bajo el brazo, nací con el cine en las venas.

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