Thursday, March 31, 2005


YOU CAN LOOK, BUT YOU CAN'T TOUCH! Posted by Hello

Saturday, March 26, 2005

PALABRAS AL LOBOT

Solo quiero envidiar tu felicidad, por muy extraño que suene. Es lo que he esperado todo este tiempo, desde aquel fatídico día. Pero aun no viene. ¿Qué pasa? -piensa la mina monotemática-, pero no hay respuesta. Nuestras vidas han cambiado, la tuya más que la mía, sin embargo todavía no encuentras el camino para ir hacia ti mismo. Lo espere ese dichoso día, en que me pateaste fuerte el trasero y me dijiste “That’s all”, obviamente con otras palabras y en español. El asunto es que esperaba odiarte, pero cómo hacerlo, si no fuiste malo. Luego llegó una chica. Esta es mi oportunidad de convertirme en su enemiga- pensé. Pero nada. Te miré a los ojos y supe que no eras feliz, ni con tu ansiada libertad, ni con tu nueva vida, ni con un nuevo amor… Mmm- pensé y esperé. Quise apropiarme de una frase que dice: “You look so fine, i want to break your heart”, pero no pude. Luego comenzó tu vida laboral. Ahora si que lo odiaré, envidiaré su éxito, su dinero y su felicidad. Pero cómo hacerlo. Cómo envidiar tu felicidad si aún no llega. Cómo odiarte si aun te quiero. Pero no me doy por vencida. De pronto soy mejor enemiga que amante-me dije. Así es que solo quiero envidiar tu felicidad. Procura que pase pronto.

Thursday, March 24, 2005

RACCONTO II

Lo podía negar frente a los demás, pero yo estaba absolutamente consciente de que necesitaba hacer las cosas bien y sobresalir al resto, ser querida y admirada. Aunque también necesitaba ser odiada. Solo no quería pasar inadvertida.
Cursaba el 4º básico en el Liceo A Nº 34, que aún conservaba un buen prestigio dentro de la comuna por la exigencia de los profes y el buen nivel de educación. Como siempre, yo estaba metida en todas las actividades extra programáticas que me fueran posibles. Iba en la mañana a computación, al taller literario, a gimnasia aeróbica y a gimnasia deportiva. Y por la tarde, a clases. Los fines de semana asistía a las clases de basketball también.
Ese año llegó una profe nueva que impartiría las clases de gimnasia rítmica. Una mujer joven, de unos 25 años, alta, delgada, cuello, largo y cabello rizado. Parecía la muñeca de una caja musical. El director pasó por las salas presentándola para que las niñas se animaran a inscribirse a su taller.
Yo, una chica huesos anchos, como decía Alejandro Luppi, siempre tuve el sueño de convertirme en bailarina de ballet, sin embargo jamás se había presentado la oportunidad. Ahora no la desaprovecharía.
Y así, obstinadamente me inscribí en el nuevo taller de gimnasia, junto con un grupo de niñas delgadas que vestían con gracia su malla y sus zapatillas de ballet. Pero el asunto no fue fácil desde el comienzo. Mi cuerpo no era el indicado para piruetas delicadas, haciendo girar la cinta en el aire. Me costaba harto, más que al resto, porque la disciplina de la gimnasia deportiva me había formado de manera más tosca, más pesada. Los músculos de mis piernas y de mis brazos estaban notoriamente desarrollados y mi espalda era bastante más ancha que la del resto. Pero la profe me tenía paciencia y dedicaba gran parte de su tiempo en corregir mi postura y desarrollar mi elasticidad.
Al término de cada clase, debía correr a la clase del Sr. Luppi que ya tenía a todos sus alumnos precalentados y saltando el caballete. Sin embargo, no podía confesarle que venía saliendo de una clase de rítmica, porque era la peor traición que pudiera hacerle. “Las muñequitas de palo” les llamaba a las alumnas de la nueva profe y continuaba sus ironías diciendo que se preocupaban más de mantener sus uñas largas que de realizar un buen movimiento.
Así pasaron cerca de dos meses, entre clase y clase, llegando atrasada a la segunda para poder rendir mejor en la primera. Hasta que Luppi comenzó a encontrar extraño mi recurrente retraso a sus clases.
Un día, cuando presentábamos una coreografía con aro y cinta, yo me alistaba para mi turno, cuando veo entrar por la puerta del gimnasio a Alejandro Luppi, caminando enfurecido hasta mí.
- Te decides ahora mismo, Dámaris – dijo enfrente de todas sin importarle interrumpir la clase. – O bailas ballet o continúas con nosotros. Nunca serás buena en algo si no te comprometes por completo con ello.
Yo me puse nerviosa, llena de vergüenza. Me sentí humillada delante de las niñas Barbie. La profe me miró interrogando con la mirada. Ambos esperaban respuesta. Luppi caminó a la salida y dándome la espalda me dijo que me esperaría cinco minutos para reanudar la clase.
Yo bajé la vista, absolutamente sonrojada. Medite un segundo, tomé mis cosas, le di las gracias a la profe y me fui a la clase de gimnasia deportiva.
Después de todo, no estaba hecha para vestir esas mallas ni para saltar por los aires en brazos de un bailarín. Lo intenté, pero no pude.
Elegí, entonces, al señor estricto, que no le interesaban los huesos rotos, el cansancio, ni menos el miedo a hacer algún salto. Después de ese día, supe que le importaba un poco. Pero ello implicó que fuera aun más duro conmigo y que no me perdonara los errores.
Se acercaba la muestra anual de las actividades extra programáticas en el colegio. Me quedé varios días sin almuerzo, practicando horas extras para que me saliera el famoso flip- flap. Me daba terror caer mal, romperme un hueso, torcerme el cuello. Pero era mi gran desafío y tenía que hacerlo.
Continué con las clases de aeróbica que me mantenían en forma. Al menos Alejandro Luppi y Mario Wolf (el profe de aeróbica) eran queridos enemigos. Cada uno reconocía las virtudes del otro.
Así llegó el día. Yo temblaba de nervios, pero no era la primera vez que me enfrentaba al público del colegio. A pesar de eso, no me sentía segura para hacer sola el flip- flap, así es que le pedí al profe que me ayudara. El aceptó a regañadientes, puesto que quería que su grupo fuera la mejor presentación de la tarde.
- La otra opción es que yo haga todo lo demás, excepto el flip- flap, no le parece?- le pregunté.
- No. Solo hay tres chicas que lo hacen y tres chicos. No me puedes desarmar la presentación- respondió.
Y luego de esa conversación, no me dijo ninguna palabra más que “hazlo bien”.
El colegio estaba lleno. Primero fue el turno del grupo de barras que eran muy queridos por el colegio. Todos estaban muy animados. El colegio era conocido por tener un buen nivel en educación física.
Finalmente llegó nuestro turno. Los hombres del grupo ordenaron las colchonetas. Lo primero fue una pasada de ruedas y volteretas olímpicas, nada muy complicado para mi en ese tiempo. Luego fue el paso por los caballetes. Y al último el esquema principal. La primera en pasar fue la Ivette, delgada y muy bajita, no le costó nada. Luego fue Alejandro, un niño de un curso más arriba. Después paso la Maribel Agüero, un poco tiesa, pero bien al fin. El siguiente fue el hijo de Luppi, del cual no recuerdo su nombre. Después de él venía la Lizette Lastra que traía barra desde su casa. Venía el turno del tercer chico que no recuerdo bien quien era. Y finalmente, yo, como si estuviera todo preparado, quede al final sin saber porqué. No quise decirle a nadie en mi casa que fuera, me daba una plancha enorme que me vieran equivocarme. Aunque desearía mucho que me vieran si todo salía OK. Prefería no correr el riesgo.
Corrí. Primero, la rueda. Salté con todas mis fuerzas. El sol pegaba fuerte en esa tarde de septiembre. El profe Luppi me esperaba más adelante en cuclillas, para apoyar mi espalda cuando fuera el turno del flip- flap. Seguí corriendo para realizar un perfecto rondat. Y al final, el flip- flap me salió con toda la seguridad que pude en ese momento. Sentí mis pies volando. Mis brazos se tensaron para soportar el peso de mi cuerpo. Y caí con ambos pies juntos, erguí mi cuerpo y saludé con los brazos. Mi sorpresa fue grande cuando vi que Luppi estaba a 10 mts. De distancia de la colchoneta y me sonreía orgulloso. Había logrado hacer el flip- flap yo sola, sin la ayuda del profe. Saludé aún más enérgicamente. Me sentí feliz y satisfecha de haberlo logrado. Mis compañeros corrieron a saludarme. Todos celebramos el triunfo de nuestro esfuerzo aquella tarde en el patio de mi antiguo colegio.
Después de ese año, no volví a la gimnasia deportiva hasta mi llegada al Liceo 1, donde mi intento por ser una atleta fue definitivamente fallida. Creo que nunca estuve hecha para eso. Lo sabía Luppi, pero me alentó hasta el final.
Un par de semanas atrás, mi hermano David, quien hoy estudia en el A Nº 34 y tiene clases con Alejandro Luppi, me comentó que por primera vez, después de 8 años con él, el profe le preguntó:
- Tu eres, por casualidad, hermano de Dámaris Toledo?
- Si- respondió mi hermano y no preguntó nada más. Tampoco el profe.
Pensé que tal vez, por la mente de Luppi pasó aquel momento en el colegio, cuando fui su alumna, hace más de 15 años.


Primavera 2004

Wednesday, March 23, 2005

"WHO I AM...

… to need you when i’m down, and where are you when i need you around.” Así comienza una canción de Smashing Pumkins que me encanta.
Well, who am i? Mi nombre es Dámaris, pero me convierto en Lain cuando estoy triste, en Yoshimi cuando me siento fuerte, en dari cuando estoy a gusto conmigo misma y en cualquier otra cosa cuando me pasan otras cosas. Cuando era chica, admiraba a Madonna y quise ser cantante, luego me enamoré de Papelucho y quise ser escritora, después me encontré con muchas cosas injustas y quise ser abogada. De pronto, en el colegio, me dijeron que era buena en los deportes, quise ser gimnasta. Como a los doce creí que podía comprender a la gente y quise ser psicóloga. A los quince descubrí que tenía alma de rockera y me metí de vocalista en una banda. Después de varias decepciones de la especie humana, decidí que mi verdadera vocación era enseñar y qué mejor que mi adorado idioma inglés. Y justo cuando decidía irme lejos, me di cuenta de que me habían gustado muchas cosas en la vida y que probablemente esta no sería la definitiva. ¿Quién soy yo?, me pregunté: una cabra buena onda, con hartas ganas de crear, fanática de la música y las PELICULAS. ¡Eso era! ¡Películas! Nunca antes había pensado en eso. Lo único que siempre hice fue ver películas durante toda mi vida. No era experta en la materia, claro, pero en ellas estaba todo lo que siempre quise hacer: escribir, crear, echar a volar mi imaginación para contarles al mundo las historias que siempre rondaron mi cabeza. Y aquí estoy, soñando con el día en que haré mi ópera prima. Sólo espero que sea de mi agrado.

Saturday, March 19, 2005

THE FORCE

¿Por qué estoy triste?, pensé al desperatar en la mañana sin ningún ánimo de levantarme. Siempre me he considerado una persona feliz y agradecida de todo lo que tengo, a pesar de los grandes desastres en mi vida y a pesar de sostener que tengo más de lo que debería. Soy feliz, pero me sentí triste. La France dice que aún no conocemos la verdadera felicidad, que esta llegará con el nuevo orden, donde todo será perfecto y para siempre. Eso lo cree ella y toda su religión. Yo no espero una nueva vida que me traiga felicidades, espero lograrlas acá. Y aunque creo que ya he tenido suficiente, el año pasado todo me resultó mal y es por eso que tengo una gran pena adentro que no he podido botar.
Al final del día lo supe. Como dice una chica que me encanta, Shirley Manson, "i hold a force i can't contain". Y es eso lo que me tiene triste. Supongo que el gran señor nos regaló a cada uno un don que nos caracteriza y nos define como persona. A mi me regaló una gran fuerza, asi de abstracta pero asi de potente. No puedo especificarla, solo se que necesito dejarla fluir, pues de lo contrario me siento atrapada en mi misma. Y en la medida en que esa gran fuerza sale, mi felicidad es completa.
Ahora que lo he analizado, espero tener la oportunidad de mostrar mi fuerza y de utilizarla a mi favor. Solo así se irá mi pena.

Friday, March 18, 2005

ETERNAL SUNSHINE OF THE SPOTLESS MIND

La vi hace un par de semanas y aunque se supone no era para llorar, me la lloré toda. Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, dice la chica rubia. Y más que eso, es el eterno resplandor de un verdadero amor. Como el de el chico desconocido hacia su pronta futura y aun mas desconocida esposa, a quien sabe que amara a pesar del tiempo, o a pesar de un posible fracaso. Eso lo se, porque cuando alguien decide contraer matrimonio, en estos tiempos y a temprana edad, aun teniendo consciencia de todos los puntos en juego, es porque tiene la certeza de que quiere estar con esa persona para siempre. Aunque ese siempre sea momentaneo.
Recuerdo que yo, alguna vez en mi vida, pensé en casarme. No en el momento en que lo pensé, pero si con la persona que estaba a mi lado en ese entonces. Y fue algo extraño en mi biografía, pues mis antecedentes dicen que soy una chica mala, rebelde y sin corazón. Pero lo pensé. ¿Por qué? Simplemente porque sabía que ese era el hombre. Si no nos hubieramos encontrado en ese entonces, nos hubieramos conocido antes, cerca de la casa de su abuela, o en un viaje en avión, o cerca del supermercado de su casa, o cerca de mi colegio y de su universidad. En fin. Hubiera sido en algún momento y lo hubiera amado de igual forma como lo ame, y lo llevaría en mi asi como lo llevo ahora. Hubiera sido mi eterno resplandor de cualquier forma, a pesar de que yo nunca seré el suyo.

Wednesday, March 16, 2005

RACCONTO

BERMAS PELIGROSAS

Un auto chocó con una berma y la hizo trizas, los pedazos volaron por todos lados causando heridas a la gente que circulaba por el lugar. El chofer del auto que chocó contra la berma se fue al hospital donde conoció a una enfermera coja que también había sido víctima de las bermas de esa ciudad – Comerciales- Me paré del sillón y fui a la cocina a buscar comida para seguir viendo esa escalofriante película “Las bermas diabólicas”. Miré a la ventana y observé anonadado lo que ocurría en la casa de enfrente. Vi como una pareja jalaba coca. Estaban desnudos y la mina tenía el pelo como recién saliendo de la cama. El compadre era extraño, creo que le decían “mototo”. El pato me contó que ese compadre y su voluptuosa polola eran parte de una secta satánica. Cerré la cortina un poco asustado y me fui al sillón. Había terminado la película y comencé a hacer zapping. De pronto en el canal 45 estaban dando un documental acerca de un tal Fugay. La vida de ese compadre era interesante, pero demasiado poco para satisfacer el aburrimiento de sábado por la tarde. Decido salir a la calle. Un olor a marihuana me llevó hasta donde estaba esa parejita de hippies. El mototo levantó la vista y me dijo: ¿Quieres? Me abrió su puerta y me invitó a pasar. En su departamento estaba la sacerdotisa satánica (no quiero decir su nombre, me da miedo) quien me dijo que me sacara la ropa, porque el ritual iba a comenzar. Llegó el mototo y le dijo:
- Oye Dámaris, se me perdieron los calcetines.
- No importa – le respondió- quitaselos a ese maricón que se parece a Fugay – y se voltearon para mirarme fijamente.
- Y vo’ maricón, como te llamai?
- …David
- ¡Habla fuerte! ¿Vo’ soy el que anda con un tal pato?
- … (silencio)
- ¡Responde!
- Si…
Creo que asi es como mi vida a pasado y sigue pasando. Soy la víctima. El mototo me conoce porque ese pato fue un narcotraficante que se unió a mi banda psico-alternativo-grunge. El mototo se agacha y lo golpeo con un hacha que agarre del altar. Éste bota un bracero que dio origen a las llamas y el local se quemó. Ambos murieron carbonizados.
Salí corriendo muy contento. Corrí por las calles y de pronto tropecé con algo y caí al suelo. Sentí que me tocaron mucho, por todo el cuerpo. Pequeños pedazos de algo… Los examiné y eran…¡pedazos de berma!, ¡pedazos de berma satánica!! Me violaron y ahí me morí.
F I N
Quezada / Toledo / Salgado
Colectivo los hueones incoherentes CAV. '99

Wednesday, March 09, 2005

EL VIAJE DE MATEUS

Babysitter por esta semana. Decidi cuidar a Mateus mientras llega su nana de vacaciones. Tenía pensado ir a dejar el rollo a Black Box, pero no sabía cómo ni a qué hora. La tía Sandra le tiene los horarios marcados para su almuerzo, su papa y su paseo por los jardines. Además, lo sobreproteje como hizo con sus otros dos hijos. Me parecía casi imposible la idea de sacarlo de ahi.
A la hora de almuerzo le pregunté a la tía a qué hora debía salir a pasear a Mateus. Me dijo que luego de la papa. Entonces, decidí hacerlo.
Hugo estaba en el colegio. Max no llegaría hasta la noche, pues en la U. tenia actividades extraprogramaticas. Y Mateus pegado a Disney.com, jugando una y otra vez a tocar la canción "Mary had a little lamb". En fin. Me preparé y le dije que fueramos a pasear. Me dijo que no quería, que prefería el computador. Le dije que paseariamos en tren, para engañarlo un poco, pero él inteligentemente me dijo: ¡¡En el metro!!!, qué rico!!!, vamos. Y partimos.
El primer paso fuera del edificio fue importante. El sujetó mi mano fuertemente, pero en su rostro habia mucha alegria. Recordé al pipe, cuando fue al cine por primera vez, a la Dani y la Pili entrando a la sala, al Benja viendo el mar por primera vez. Era uno de esos momentos maravillosos en que a una le dan ganas de tener hijos solo para compartir sus experiencias inolvidables.
Atravesamos hasta el río Mapocho. Mateus miraba con curiosidad la pared que lo separaba del agua abajo.- Quieres que te tome?- le pregunté y me dijo que si de inmediato. Miraba maravillado el agua sucia y las gaviotas zambulléndose en ella, tratando de pescar algo para comer. A pesar de que vivía a unos pasos de ahí, parecía jamás haber salido a conocer los alrededores. Todo parecía una nueva aventura.
Tomamos el metro hasta Providencia. Bajamos y caminamos hasta el Portal Lyon. El lugar estaba lleno de escolares sumergidos en sus ondas, haciendo alarde de su descuidada juventud. Mateus quizo ser grande y entrar a cada tienda y disfrutar cada cosa sin limite alguno.
Después de dejar el rollo en Black box, fuimos al supermercado. El niño observó todo desde abajo, caminando por los pasillos con ganas de comprarlo todo. Por su buen comportamiento, le regalé huevitos de chocolate. Y emprendimos el viaje de vuelta.
Ya en casa, la tía Sandra llamó por teléfono. El contestó de pronto para contarle su aventura del día. Y aunque él no lo sospechara, para mi había sido una aventura mucho más linda e inolvidable aún, pues tenía la consciencia que te entrega el paso del tiempo.

Tuesday, March 08, 2005

LA MALDICIÓN DE SER ADMIRADA

"Cuando una chica es admirada, puede nunca ser deseada". Esa ha sido la gran maldición de mi vida. No se por qué ocurre, pero me ocurre a menudo. Es lindo escuchar de alguien decir que me admira, pero ha resultado que quien me admira no me ve como una mujer para amar. Me admiran por mi forma de ser, por mis cualidades intelectuales, por mi trabajo, por mi amistad y buena onda, por ser leal con quienes quiero. Pero escapan despavoridos de mi cuando se trata de amor. Será que soy una chica muy dificil? Seré media bruja como pareja? Para nada, todo lo contrario, sigo siendo una buena amiga y al parecer a ese especímen llamado hombre no le agrada. Confiar plenamente en su pareja les mata la libido. ¡Qué lata!, pienso yo. Y cada vez que pretendo estar con un chico, necesito primero admirarlo por algo. Luego lo quiero como amante y compañero en mi vida.
Y pensar que las mujeres son tan complicadas... sería más fácil querer con el estómago y no con la cabeza. Definitivamente en mi próxima vida quisiera nacer varón... y enamorarme de la mujer a la que admiro.

Monday, March 07, 2005

SIEMPRE HAY ALGO MÁS

Llevaba más de 24 horas sin dormir. Había pasado la noche entera bebiendo cafe, fumando algunos cigarrillos y conversando con parientes que no veía desde chica. De pronto, llegó él. Había pasado la noche en la casa de su novia, porque allí, en su propia casa, no había espacio. Pasó, me saludo friamente y entró en la sala en donde se encontraba el ataud. Recordé de inmediato que la última vez que nos habiamos visto habia sido hace un par de años, cuando yo estaba de novia con sr. lobo y me habia convertido en una persona egoísta y desagradable con todo aquel ser humano que no fuera estrictamente cercano. En fin. Lo importante era que la última vez que nos topamos, el vino a mi casa y yo ni lo pesqué. Entonces me sentí mal de haber sido tan pesada con alguien a quien estimo harto.

Pasó la mañana, de pronto sentí la necesidad de hablarle. Él me estuvo buscando con la mirada, yo también a él. Pasé a su lado - Flancisco, como estai - le dije. El me respondió que bien. La tía Cristina, o sea su madre, lanzó una broma al aire, sobre lo mucho que Francisco preguntaba por mi. Y cuando vi su rostro ruborizarse de vergüenza, supe debiamos salir a caminar un rato. - Acompañame a comprar, por favor- Él aceptó de inmediato y salimos a caminar por la calle. Estuvimos en silencio un momento. Ambos sabiamos que habia tanto por decir... Aunque eramos muy distintos y no nos veiamos tan seguido desde nuestra infancia, habiamos compartido historias y aventuras que nos marcaron y nos hicieron querer al otro de una manera especial.
Caminamos un poco. Encendimos otro par de cigarrilos y conversamos temas banales. El dia estaba muy caluroso y las calles vacías. Sentí nostalgia de mi niñez y me dio más pena aun cuando me contó que pronto se casaría con su novia. Supe que me estaba quedando sola en un momento tan importante de mi vida.
Llegamos de vuelta a la casa. Francisco fue a cambiarse de ropa, pues daría un discurso en la misa del abuelo. Más tarde llegó su novia. Era una muchacha un poco mayor que él, pero muy dulce.
Después de las ceremonias, nos despedimos rapidamente. No alcanzamos a decir nada más, pero ambos sabiamos todo lo que pasaba en el aire, cosas que a simple vista no se ven.

Saturday, March 05, 2005

SLEEPLESS

Hoy, mientras trataba de dormir dandome vueltas incansablemente sobre mi cama, mi perro subia y bajaba las escaleras. Algo le mantenía inquieto, pero no me importó mucho. Y cuando por fin logre dormir, sonó estruendosamente el telefono. De inmediato supe que algo andaba mal. - Mi abuelo- pensé mientras mi estomago se revolvia de los nervios. Contestó mi madre y por su voz supe de inmediato que, finalmente él había logrado dormir.
Nunca me gusto despertar de golpe, menos aun en medio de la noche y con el sonido de un telefono. Supe que ya habia vivdo esta situación antes y no me agradaba en absoluto.
Pensé mucho. La pena, mezclada con el calor de la noche me quitaron completamente el sueño. Lloré un poco recordándolo, siempre tan enérgico, siempre a la cabeza de todo, siempre con una frase interesante para decir. Entonces, por primera vez pensé qué es lo que yo había heredado de él. Recordé algunas discusiones que tuvimos y algunos otros momentos de complicidad entre nosotros. Finalmente me di cuenta de que había heredado su carácteristico humor negro, que se manifestaba incluso en momentos trágicos, tan trágicos y tristes como este que estaba aconteciendo ahora.

Mi padre lloró. Mi madre lo consoló. Luego fue a mi pieza y me dijo que el abuelo había muerto. - Ya lo se- fue todo lo que alcancé a decir.
Con el transcurso de la noche, el cansancio me venció y logre dormir un poco. Unos minutos más tarde, la tele me volvió a despertar, esta vez para levantarme y comenzar un nuevo día. Un día duro de vivir, pero inevitable.