Sunday, June 21, 2009

LA MUJER FRENTE AL ESPEJO

Cuando me miro frente al espejo en un día como hoy no logro descubrir por qué sigo viviendo, por qué sigo sonriendo, y cómo me levanto todos los días a trabajar y me desempeño como una de las mejores en mi oficina. Parece ser un misterio, pero el caso es que aún sigo jugando con mi perro cuando llego a casa, aún tengo tiempo y ganas de escribir en el blog, sigo tejiendo mis cuadritos que algún día se transformarán en una gran y confortable frazada. Debe ser que la música me salva, que mis amigos me salvan, que arracarme fin de semana por medio de Santiago me alivia y me calma. Espero no estar pudriéndome por dentro. Pero mi chico dice que no, mientras mi colon a veces me dice que sí. Parece un milagro que aún tenga paciencia para enseñar, para escuchar, para seguir por este camino lento hasta mis metas. Parece un verdadero milagro que siga mirándome frente al espejo y preocuparme del orden de mi pelo, mientras detrás llevo una vida llena de pena, llena de problemas, de las más grandes preocupaciones, de insoportables desiluciones.
Debe ser que el amor me hace bien. Es para mi indispensable, si no, no podría estar mirandome frente al espejo hoy con una sonrisa en la cara.

Wednesday, June 17, 2009

PETER BJORN AND JOHN

Estoy pelando el cable pesao' con el Living Thing de los chicos Peter Bjorn and John. Así como en otras etapas de mi vida he rallado con otras canciones y bandas, hoy me mueven estos suecos desabridos con olor a cálidos recuerdos de una adolescencia gringa que nunca viví. Me gusta, me hace poner positivamente melancólica, me suena alegre a veces, me lleva de viaje por Amsterdam en un tren eléctrico. No me canso de repasar su discografía y de pronto, en medio de la gente normal hay algunos que se conectan con sus canciones que no dejan de ser oreja. This can move me a lot!

Tuesday, June 16, 2009

VENTO VENTADO

El regreso del viento trae al fin el invierno. Las hojas que debieron caer hace 3 meses caen recién hoy, atrasadas demais, pensando que ya se quedaban para siempre bajo el sol amable del año 2009.
Y ojalá que el viento me limpie las ideas y la cabeza se me enfríe para pensar más en mi, para separar los problemas de los demás de los propios, para mostrar mas sonrisas y menos gruñidos a quienes quiero. Ojalá que este viento tardío me traiga la ansiada paz mental.

Thursday, June 04, 2009

PLANO SECUENCIA

Al fin soy libre, después de un largo día y una somnolienta tarde. Camino rápidamente al metro, bajo las escaleras corriendo, paso la Bip y llegó justo al anden cuando venía el tren. Subo antes que se cierren las puertas. Dentro está caluroso, a pesar del frío afuera. Dos chicos hablan de guitarras y alcohol. Corto es el trayecto a la siguiente estación, donde la gente muere en la lucha por salir y otros mueren en la lucha por entrar. Todo es caos. Yo siempre de prisa, para no estar mucho tiempo enredada en la multitud. Subo por las escaleras mecánicas a la otra línea. Las largas jornadas de trabajo han hecho estragos en mi vitalidad y a esta hora solo puedo arrastrar los pies.
Tengo suerte este día, pues el segundo tren que debo abordar viene de inmediato. Alcanzo a escuchar una noticia a medias sobre algo que le ha pasado al actor de Kung- Fu. No me gusta quedar con dudas y hago un llamado telefónico que me confirma la muerte de Bill. Quedo un poco en shock y torpemente subo al tren y me posiciono cerca de la puerta, en un rincón para no chocar con nadie. La gente viene como zombie de vuelta a casa y la luz blanquecina de los fluorescentes nos hace más fantasmales aun. En medio de tan tedioso viaje, me llama la atención un niño orejudo que sube y va directo a sentarse en un asiento para discapacitados, ancianos o embarazadas. Tiene personalidad, pienso yo. De todas formas no hay nadie más que necesite sentarse ahí con urgencia. Lleva una gran mochila, casi tan grande como sus orejas. Me mira a lo ojos y me intimida un poco. Llegamos a la estación Cementerios y baja. Tengo la sensación de haber estado frente a un verdadero muerto viviente. Pocos niños tan pequeños andan solos por la ciudad. Este llama al asensor y sube tranquilamente.
La siguiente en mi parada. Bajo de prisa y subo las escaleras utilizando todas mis fuerzas restantes. Camino por las calles pensando cosas importantes, pensando pelotudeces también. Las largas jornadas de trabajo han hecho estragos en mis ganas de más, de salir, de carretear con mis amigos.
Suena mi celular, llama mi padre. Irá a la casa en 20 minutos, así que apuro el paso para llegar a tiempo. Diviso a lo lejos que no hay luz en la casa. Mi perro seguramente duerme en mi cama. Entro y enciendo las luces, le doy comida al perro, me lavo las manos. Todo en el mismo orden acostumbrado. Dejo mi bolso en mi dormitorio. Me cambio de ropa. Me saco los pensamientos laborales de encima y me lleno de pensamientos de angustia por una familia que ha muerto. Somos solo el perro y yo hasta que mi hermano llegue.
Caliento agua en el hervidor y espero a mi padre. Pero el viene de paso a dejarme comida y luego se va diciendo que volverá mañana a desayunar conmigo. El perro salta de felicidad al verlo, mientras él llora de tristeza por tener que irse. Abrazos y calma para todos. Algunas palabras de consuelo y la despedida. Todo esto en una operación fugaz y arriesgada. Al menos todo parece en calma por ahora. Nunca se sabe cuanto durará la paz en casa.
Vengo a conectarme con mi chico con una taza de café en mano. Mi perro me acompaña, porque no le gusta estar solo. Prendo este maldito PC que anda más lento que mi vida y logro hablar un poco antes de irme. En la TV el último capitulo de Doctor House me saca de la rutina y descansa mis pies un rato. Después de un respiro, me pongo la etiqueta de dueña de casa y cambio el chip.