Es definitivo, cambio a Casablancas por Pelle Almqvist. Es un showman, debo decir, y aunque nunca fui muy amante de los floreritos, algo en el aire ha cambiado mi parecer. Estoy segura que esa manía de verse como un Dios y lanzar besos a todo el mundo como si lanzara bendiciones que debieramos agradecer infinitamente, en una manía que tiene desde niño. Algo en su carita me lo dice.
The Hives salió de un pequeño pueblo llamado Fargesta en Suecia, recorrieron muchos paises con su potente y explosiva música y vinieron a parar a Santiago de Chile. El Caupolicán está espléndido, pequeño, pero acogedor. Me gustó la puesta en escena, un humilde blanco y negro, como su último album. Los chicos vestidos como si vinieran saliendo del colegio. Pura fuerza, puro rock, no del clásico tal vez, pero probablemente mucho más mejorado. Un hombre salió del show diciendo que son una banda comercial, pero el sudor en su rostro me demostró que lo comercial no necesariamente es un adjetivo descalificativo hoy en día, sobre todo cuando tenemos tan buenos productos a nuestro alcance.
No pensé jamás que vendrían a mi país, pero ayer tuve la suerte de verlos de cerca, con mi garganta zumbando al ritmo de sus canciones, tan cerca como los pude tener, dejándome llevar por el power.
Todos estabamos alucinando, chicos y grandes. No faltaron los singles mas conocidos, pero de igual forma coreamos todos sus temas.
Hace rato que no veía un show tan bueno, considerando que no había más parafernalia que los mismos chicos, tan histriónicos como talentosos. Pelle saltando y paseandose como dueño del lugar, gritando sin desafinar. Me gustó mucho la calidad de su voz.
A pesar de la lluvia que nos recibió en un comienzo, no pude evitar explotar en un gran tick tick boom después. Me encantó.
