Thursday, November 24, 2011

CIRCUITO

He salido al fin. Me apuro para que no me atrapen y deba demorar mi salida firmando un bendito libro de asistencia. Conecto mis orejas a mis sonidos familiares placebos, que me hacen bien y camino rauda a mi casita en el árbol de cemento. Pocos se me hacen los minutos antes de ir por mis amores pequeños. Todo cambia desde ese momento. No soy trabajadora, no soy la chica cool (o ridícula) que usa audífonos gigantes, no soy la amiga que presta el hombro para que lloren sus amigos, soy la madre dichosa que disfruta unos minutos con sus hijos hasta que llegue el momento de dormir. Luego de eso, saco un refresco helado del refrigerador, me hago el ánimo después de rezongarme a mi misma un par de veces y me dispongo a limpiar los grandes vidrios que me separan de la ruidosa ciudad. Las luces se ven más nítidas por la noche, el mundo más grande y nosotros más desprotegidos. Falta un día aún para completar mi circuito con tranquilidad, para poder dormir tranquila sin miedo a desaparecer en la soledad de la noche, para dejar escapar por la ventana mi maldita paranoia y al fin, descansar.