Tuesday, October 18, 2005

BRASIL

Brasil pasa por una fuerte crisis política y social. Una campaña de desarmamento ciudadano hace estremecer a quienes dicen que luego puede venir una dictadura. La gente está asustada. Mueren de hambre y pobreza, mientras en las calles bailan samba y juegan futbol. En Chile la crisis no es tan grande, pero pobreza y hambre existen por igual. Sólo que a veces corremos tan deprisa con nuestras vidas a cuestas que no tenemos el tiempo de mirar hacia el lado, hacia abajo y hacia arriba. Brasil está asustada y tiene que venir un chico de 18 a gritarlo en un espacio privado para que sus cercanos tomen consciencia de ello. Me parece insólito que ni un Guto, ni un Dimitri, ni un Leo, ni un Mauro, ni Fernando ni nadie más gaste su tiempo en debatir el tema con una chilenita gostosa. Me parece triste que las conversaciones privadas se remitan a lo extrictamente privado. Me parece admirable que venga Andrey y lo exponga, con la inexperiencia de un chico, con la mirada de quien observa con pasión en la sangre lo que ocurre a su alrededor, tal vez algo que ni siquiera lo toca directamente, pero que ve pasar por las calles y por la televisión. Me parece admirable la gente que se atrever a cargar con los problemas sociales en su mochila personal, me parece un desafío hacerlo también, cuando deje de pensar estupideces y mirarme en el espejo un rato, cuando deje de escuchar a los Pizzicato en mi walkman y comience a dançar la samba con el pueblo, junto al hambre, la pobreza, la miseria y la lucha. Es probable que a muchos nos cueste asumir lo social como propio. Es probable que nunca llegue a ser una luchadora como Andrey y Felipe. Pero prometo de ahora en adelante, frente a mi misma, con la mirada fija en mis pupilas, que me haré el tiempo de mirar al lado, de luchar por lo menos por las pequeñas causas cada vez que se me presenten, que tratare de ser admirable, como admiro a estos chicos.
Brasil muere de hambre, la gente esta asustada.En las calles la gente baila samba, mientras que en Chile nosostros corremos de prisa con la cabeza gacha, sumidos en nosotros mismos. Los chicos suelen coquetearme, hablarme de musica, fiestas y romances, mientras un chico de 18 y otro de 24 pelean por saltar la brecha del egoismo y ponerse a luchar por las causas comunes...

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