Tuesday, April 12, 2005

DAMON DAY

La primera vez que lo escuché, cursaba más o menos el 7º básico y cachaba muy poco de inglés. Pero su voz de adolescente británico me encantó y además su actitud desenfadada me hizo querer ser como él. “There’s no other way” fue su primer single aquí en chilito lindo, donde en aquella época tenías que tener mucha suerte o mucho dinero para escuchar algo más de lo que sonaba en la radios. Yo tuve suerte. Suerte de ser compañera de Laura Cid y de que ella tuviera un hermano que le gustaba la música anglo y en especial BLUR. Entonces él me grababa los discos en cassettes y yo los podía escuchar en mi casa y en los recreos en el cole.
En esa época, los Blur no eran más que chiquillos de clase media que criticaban el sistema y manifestaban su acida opinión sobre USA., donde aun no tenían cabida en las disquerías. Luego de Leisure, vino Modern life is rubísh, del que no se recuerda masivamente ningún single. Pero aquí Damon Albarn, su vocalista, comienza a mostrar su lado dulce en las letras y su voz comienza a sonar como la de un adulto. El tercero fue Parklife, una burla abierta a la vida moderna y vacía de los noventa, llena de consumismo y egoísmo en los jóvenes. Fue aquí cuando se hicieron famosos a nivel mundial con el pegote single Girls and Boys. Y así como su fama y seguidores crecieron, se ganaron varios enemigos que los consideraban superficiales hijitos de mamá. De hecho, es por eso que la mayoría de mis amigos los detesta, por el famoso single. Pero hay que darse el tiempo de escuchar el resto de los temas que son bastante buenos: “…we wear the same clothes because we feel the same and kiss with dry lips we say good night, end of a century, ohhhh, it’s nothing special”. Pero Damon no era mi favorito, sino su guitarrista Graham Coxon, el estereotipo de mi hombre ideal, con look de niño bueno, alto, delgado y con grandes anteojos. Este chico, lejos de las luces y el reconocimiento del que disfrutaba Damon, componía canciones en la sombra. Se trataba de dulces melodías que mostraban el lado amable de Blur.
Posteriormente viene The great escape, en la época en que yo comenzaba la secundaria y ya mostraba mi pasión por la música y el inglés. Recuerdo esos tiempos con mucho cariño. Las largas tardes de cimarra interna con un par de compañeras, tiradas en la gran colchoneta del edificio antiguo del liceo, conversando sobre la adolescencia, las fiestas y los chicos. De ese disco proviene el tema favorito de mi madre “Country house”. No se qué le gusta exactamente de él, pero cada vez que suena en la radio, lo pone a todo volumen. En fin…
De ahí se pegaron un salto al disco BLUR del año 97 mas o menos y compitieron codo a codo con la popularidad del grupo Oasis que por esos años se auto nominaban los nuevos Beatles. Temas como Beetlebum y Song 2 pegaron fuerte en la radio y a Damon Albarn ya le quedaba un poco chico el traje de adolescente colérico que pedía más atención. Al LP siguiente, la cara de Blur ya había cambiado casi por completo. Su disco 13 mostraba una madurez sonora que nunca antes había mostrado. Y así como creció su música, sus seguidores se convirtieron en jóvenes entrando a la etapa de la adultez. Ya nadie quería escuchar la voz desaforada de un vocalista gritando groserías, aunque algo de ello igual quedaba. Por esos días yo estaba en la escuela, estudiando audiovisual y mi novio de la época me regaló ese disco. Pelé tanto el cable con temas como Coffee and TV, que lo utilicé en todos los trabajos que pude.
Tiempo después, y antes de su próximo disco, Graham se retira de la banda. Los aires electrónicos que Damon quería incorporar no le acomodaron y decidió tomar su propio camino. En tanto, Albarn comenzaba en un nuevo proyecto, con toda la energía adolescente que aun mantenía guardada. Este proyecto de llama Gorillaz y fue un éxito de ventas en varios países. No se si su intención fue potenciar la imagen de Blur entre los jóvenes o solo satisfacer un capricho artístico de convertirse en un dibujo animado un rato. Sea como fuere, ahí estuve yo, adorando a Gorillaz con sus absurdas, comerciales y melancólicas melodías. Damon había madurado su voz a pesar de complejo de Peter Pan.
Y el disco siguiente de Blur fue Think tank, un trabajo más serio para hacer un llamado de atención al mundo en medio de todo el caos bélico y religioso que vivimos. Pero yo, que hace rato los conozco, que hace rato los escucho y analizo sus canciones, me di cuenta de que las letras banales y fiesteras, ácidas e irónicas seguían ocupando espacio en sus discos. Damon pasó a ser mi favorito, con su voz firme y varonil en los tonos graves, pero adolescente, insegura y al borde de la desafinación en los tonos altos. En parte, mi imaginario lado burgués se sentía representado con la filosofía de vida que mostraban sus canciones.
Hace un par de días vi el nuevo video clip de Gorillaz. Un tema llamado “Feel good inc.” Fue el elegido como primer single. Y aunque no es nada nuevo, me agradó escuchar una canción que seguramente pegará en las radios, que tiene su lado melodioso, alegre y triste a la vez, acompañado de unas imágenes que me recuerdan Laputa de Miyazaki y un negro rapeando de vez en cuando, solo para enganchar a los jóvenes que buscan el sonido que musicalice su vida, así como alguna vez lo hice yo.

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