Thursday, December 11, 2014

GINGER

De pronto olí y saboreé en el aire un mantecado de la panadería del Salto. Los comía cuando iba con mi hermana a comprar las cosas que faltaban para la cena de navidad y pasábamos por obligación y gusto por esa amasandería llena de delicias. Recuerdo el jengibre del pan de pascua y las galletas de navidad. Recuerdo a mi abuela preparando siempre algo rico. Recuerdo la emoción y la expectación. Todos juntos, todos felices a pesar de muchas cosas. La casa era fiesta y aromas, música y bullicio. Diciembre siempre ha sido un caos en mi vida, pero me gusta cuando ese caos tiene una finalidad tan adorable como una reunión familiar en torno a un árbol iluminado, brillante.
Extraño un poco ese caos. Extraño la muchedumbre y los a-última-hora. Mi sueño es una navidad con todo lo que debe ser. Mis hijos aun están pequeños y por ahora la nochebuena es más silenciosa.Falta mucha parafernalia, falta mucha gente. Pero no me privo de mis galletas de jengibre cada diciembre, untadas en una rica leche fría.

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