La vida está hecha de momentos: los buenos, los malos, los que se van al olvido, los trascendentales. Este año para mi estuvo cargado de buenos momentos, de bienestares, de aprendizaje. Y como siempre pienso, soy una afortunada en la vida, porque he vivido cosas que pocos han vivido. Y no hablo de viajes por el mundo ni lujos excesivos, hablo de momentos trascendentales que para alguien como yo, son algo fuera de lo común. En mi mente recuerdo escenas cinematográficas de la realidad, como dar un discurso a los cinco años para la generación saliente de mi hermana mayor en su último acto de cuarto medio. O subir a un escenario a cantar con mi banda. O recibir año tras año mi diploma de mejor compañera y alumna en la básica. O ser reconocida como la mejor trabajadora, convirtiéndome en supervisora de mi área. O tener la sala principal del cine Hoyts llena de espectadores viendo mi cortometraje de título. Y el mejor de todos, ver nacer de mi panza a dos criaturas adorables juntas.
Este año, como varios otros años, ha habido pena, frustración, cansancio, desánimo muchas veces. Sin embargo mi tonto espíritu positivista me ha sacado de lo malo rápidamente para seguir adelante. Sin duda la crianza de mis hijos, ahora más grandes, ha sido un desafío. Como dicen: hijos grandes, problemas grandes y estoy completamente de acuerdo. Pero así mismo, con ellos nos hemos afiatado, hemos creado día a día un vínculo más cercano y cómplice, aprendemos a ser sus padres y ellos a ser nuestros hijos con todo lo que implica.
En términos profesionales, estoy en un limbo aún, entre lo cómodo y fácil, cansador y demandante a veces, pero no hay desafíos aquí, solo un pasar los días y eso ya no me motiva como al comienzo, cuando arrancaba del caos anterior. Pero quien diría que podría trabajar tan bien con solo mujeres. Aprendí mucho de aquello este año y llegué a convertirme en una persona querida acá en la pega, algo que me sorprende y me agrada tremendamente, puesto que era un desafío para mi. Sin embargo, me propongo una nueva motivación el año próximo.
Mi familia, mis hermanos y mis padres siempre cerca. Eso es algo indispensable en mi vida y este año hemos compartido hartos momentos, han sido mi compañía, mi apoyo y mi empuje cuando ellos ni se lo imaginan.
Por eso y más cosas, este año fue positivo en resumen y todo aspecto. Las penas y los reclamos de la vida personal hay que gritarlos al viento, en soledad, y dejar solo huellas positivas para el resto de la humanidad. Tengo la fuerte impresión que el 2015 será mejor y solo puedo ser agradecida de la vida por tener tanto más de lo que merezco, mucho más de lo que tienen algunos otros. Eso es algo que debo retribuir de alguna forma. Algo se me ocurrirá el próximo año.
Este año, como varios otros años, ha habido pena, frustración, cansancio, desánimo muchas veces. Sin embargo mi tonto espíritu positivista me ha sacado de lo malo rápidamente para seguir adelante. Sin duda la crianza de mis hijos, ahora más grandes, ha sido un desafío. Como dicen: hijos grandes, problemas grandes y estoy completamente de acuerdo. Pero así mismo, con ellos nos hemos afiatado, hemos creado día a día un vínculo más cercano y cómplice, aprendemos a ser sus padres y ellos a ser nuestros hijos con todo lo que implica.
En términos profesionales, estoy en un limbo aún, entre lo cómodo y fácil, cansador y demandante a veces, pero no hay desafíos aquí, solo un pasar los días y eso ya no me motiva como al comienzo, cuando arrancaba del caos anterior. Pero quien diría que podría trabajar tan bien con solo mujeres. Aprendí mucho de aquello este año y llegué a convertirme en una persona querida acá en la pega, algo que me sorprende y me agrada tremendamente, puesto que era un desafío para mi. Sin embargo, me propongo una nueva motivación el año próximo.
Mi familia, mis hermanos y mis padres siempre cerca. Eso es algo indispensable en mi vida y este año hemos compartido hartos momentos, han sido mi compañía, mi apoyo y mi empuje cuando ellos ni se lo imaginan.
Por eso y más cosas, este año fue positivo en resumen y todo aspecto. Las penas y los reclamos de la vida personal hay que gritarlos al viento, en soledad, y dejar solo huellas positivas para el resto de la humanidad. Tengo la fuerte impresión que el 2015 será mejor y solo puedo ser agradecida de la vida por tener tanto más de lo que merezco, mucho más de lo que tienen algunos otros. Eso es algo que debo retribuir de alguna forma. Algo se me ocurrirá el próximo año.
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