Estoy en mi semana 35 de gestación y cuando pensaba que solo faltaban dos para sacar a los pirigüines de mi barrigota, el doctor me dice que podemos esperar una semana más. Entonces la meta se ve infinitamente más lejana a estas alturas del embarazo. Por que a pesar de no tener problemas médicos al respecto, mi cuerpecillo ya no aguata más jugar el rol de envase desechable y por las noches las horas pasan arrastrando mientras miro el cielo desvelada a través del tragaluz.
Ahora se sumó a mi rutina diaria un resposo absoluto que consiste en no hacer nada, tratar de estar todo el día acostada sobreviviendo sola en esta casa hasta que llegan los otros habitantes. Y siento que mis huesos se estan atrofiando y mis articulaciones se están oxidando por la falta de uso y estoy obligada a este encierro por que ni siquiera puedo recibir a mis parientes como corresponde.
Este fin de semana fue el último en que pude salir y a pesar de la incomodidad que me provoca sentirme tan observada por la gente (como si mi guata fuera un fenómeno de circo), aun me quedan mil cosas en el tintero por hacer. Todos dicen que soy hiperquinética, que no puedo estar tranquila, pero sinceramente me incomoda no poder hacer mis cosas, sentirme una minusválida con la panza abultada y esperar y esperar por las noches a que mis niños se queden tranquilos aquí dentro para lograr dormir aunque sea una hora plácidamente.
Ruego porque el tiempo corra estas últimas semanas de espera. Me siento como una ex estrella del rock después del retiro, recluida en su propia casa.
Ahora se sumó a mi rutina diaria un resposo absoluto que consiste en no hacer nada, tratar de estar todo el día acostada sobreviviendo sola en esta casa hasta que llegan los otros habitantes. Y siento que mis huesos se estan atrofiando y mis articulaciones se están oxidando por la falta de uso y estoy obligada a este encierro por que ni siquiera puedo recibir a mis parientes como corresponde.
Este fin de semana fue el último en que pude salir y a pesar de la incomodidad que me provoca sentirme tan observada por la gente (como si mi guata fuera un fenómeno de circo), aun me quedan mil cosas en el tintero por hacer. Todos dicen que soy hiperquinética, que no puedo estar tranquila, pero sinceramente me incomoda no poder hacer mis cosas, sentirme una minusválida con la panza abultada y esperar y esperar por las noches a que mis niños se queden tranquilos aquí dentro para lograr dormir aunque sea una hora plácidamente.
Ruego porque el tiempo corra estas últimas semanas de espera. Me siento como una ex estrella del rock después del retiro, recluida en su propia casa.
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