CONSTRUYENDO

El mundial de futbol ha comenzado y a pesar de lo mucho que me gusta ver los partidos, detesto profundamente que cada noticia referente al tema vaya acompañada de la desagradable voz de Shakira cantando el tema oficial como si sonara un animal que suplica por ser sacrificado.
Es invierno, estoy con licencia pre-natal y nada excepto yo me obliga a levantarme temprano. Eso es bueno, porque por las noches no duermo bien. Y es así mismo, acostadita en mi confortable cama como veré el debut de Chile en el campeonato. Igual me hubiera gustado compartir ese momento con otras personas y sentir el nerviosismo y la alegría de los hinchas, pero no me puedo quejar. Mi rutina televisiva estos días ha cambiado un poco y he dejado un poco de lado los programas relacionados a embarazos, bebés recién nacidos, orden de casas y tips para salvar el matrimonio cuando ya se ha perdido la chispa. Porque una nunca sabe lo que ocurrirá después de la maternidad, teniendo como referencia la lista de dramas que surgieron durante el embarazo, intento prepararme para cuando las cosas se compliquen y deba recurrir a técnicas clichés para re conquistar el amor. Y cuando ambos tenemos la voluntad de estar juntos y así, con una panza del porte de un buque, ojeras hasta el suelo y la piel llena de estrías aun te encuentran linda, es porque hay amor (o mucho dinero, el cual no es mi caso).
Hoy, cuatro años y dos meses desde que comenzamos esta historia, estamos tan, tan lejos del principio, hemos logrado tanto con tan poco y caminaremos bajo la lluvia a ver a nuestros pirigüines en un monitor por última vez dentro de mi barrigota. Sin parafernalias, sin la energía y juventud de antes esa será la celebración de hoy, cuando nuestras vidas han evolucionado a algo más sólido y acogedor llamado familia.