BIO-BIO

Se me había olvidado la mina de oro que es el famoso Persa Bio-Bio en mi ciudad. En medio de la hediondez a incienso, paredes con moho y a gente sudada, encuentras un sinfin de cosas útiles y de otros fetiches para todos los gustos. Hace rato que no me aparecía por ahí y este fin de semana tomé a mi chico de la mano y partimos en busca de las ansiadas "zapatillas grises".
Como buen fin de mes, nos vimos inmersos en un mar de gente vitrinenando como loca y otro mar de lanzas robando como locos. Pero con precaución y rapidez pudimos salir ilesos. Me maravillé con un millón de zapatillas de todas las marcas, precios y colores. Me hubiera comprado 20 pares, pero no alcanza el presupuesto para sueños tontos e imposibles.
Nos metimos en un galpón cibernético y tropecé de frente con japoanimación. No pude resistir y me traje dos piezas. Las ganas de volver no me faltan, pero puchas que hay que tener paciencia, paciencia para encontrar lo que buscas, para resistir a las tentaciones y vestir el traje invisible de superhéroe a prueba de chantas.