Head on en mis orejotas, pero no la de Jesus and Mary Chain, si no la de Pixies, que me encanta. Levanta mis pies hasta el metro, me hace volar a casa. Santiago un martes cualquiera a las 8 de la tarde se mueve un poco más lento. Pero no tanto, el santiaguino nunca para, nunca se relaja. Añoramos el campo y luego nos aburrimos de tanto silencio, del viento en los árboles día tras día. Porque somos medio-estúpidos, inconformistas, los jaguares pajeros que se mueven porque la masa lo dice.
Y así, después de un par de horas extras en la pega, me doy cuenta que voy a paso
rápido sin que nadie me apure. Si al final, la carne seguirá descongelándose en mi cocina a la espera de ser guisada.
Head on en mi cabeza, i can't stand up, i can't calm down, i can't get my head off the ground.
Y así, después de un par de horas extras en la pega, me doy cuenta que voy a paso
Head on en mi cabeza, i can't stand up, i can't calm down, i can't get my head off the ground.
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