La música en mis oídos como el oxígeno en mi nariz. Me llena y me sorprende, me prende y me calma. Pasan horas afuera, dentro de mi cabeza pierdo la noción del tiempo. Algunas letras me identifican y me llevan a mi niñez, a mi adolescencia, a historias que creí haber olvidado pero siguen siendo parte de mi biografía. Siento necesario el traslado por mi ciudad acompañada de algún sonido familiar que me guíe y me impulse a caminar bajo un ritmo indeterminado. Éxtasis.
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