REVUELTAS

 No hay por donde. Son ya demasiadas semanas de desacuerdo y nadie quiere ceder. Ambos tienen razón y ambos lados se equivocan. Como dice el desquiciado de Luis, todos tenemos derecho a vivir en paz, aunque todos tengan derecho a pedir y protestar. Yo soy un poco más objetiva y no me pongo la camiseta por ningún movimiento de mierda. Soy lo suficientemente vieja como para comprar barato las poses de cualquier lado. Sin embargo creo en la lucha por sobre todas las cosas, ir a la pelea para lograr lo que se quiere, pero siendo consciente y empático, inteligente, cauto y pacífico. Creo que se puede ganar, pero no la victoria absoluta. Ruego por mis amigos revoltosos y revolucionarios para que no caigan dentro de una cuca y alimenten su rabia con los golpes de las lumas policiales en su espalda. Yo desde mi burocrático rincón ansío lograr la revolución dentro de la gris y vieja oficina.