Sunday, January 20, 2008

13

Alguna música pega fuerte en la piel y deja tatuajes que sólo nosotros vemos. El 13 de Blur lo viví sola, rodeada de gente, acompañada de alguien especial en aquel momento.
Nos íbamos en las vacaciones de invierno y en cada momento libre en que pudieramos escapar a Viña del Mar, una ciudad cercana a la mia, pero con edificios y playa, la combinación ideal para considerar un lugar mi predilecto si además está despoblado. Y claro, esa ciudad era ultra top en los 80's. Hoy es una sombra de lo que fue en aquel entonces y sus blancas y vacías mansiones ocultas entre las calles de árboles extraños, extrañamente nunca se llenan de polvo.
Yo veia las cosas con otros ojos. Sentía más intenso también. Todo tenía un misterio por ser resuelto, todo era mágico y único. Mi cámara fotográfica era mi compañía inseparable. Así, alojando en una casita en la Avenida Arlegui, en medio del centro de la ciudad, podía mirar el cerro que se levantaba frondoso y maravilloso frente a la casa.
El lugar lo arrendaba la hermana de mi chico de ese entonces. Ella vivía en aquel pequeño departamento atrás de la casa de la arrendataria y lo que más me gustaba, es que estaba en lo alto, después de subir una escalera de madera que nos permitía sentarnos por las noches a comernos un plato de raviolis con salsa y queso bajo las estrellas.
Todo era ideal, excepto porque de vez en cuando mis ataques de anti-sociabilidad me jugaban una mala pasada. Por suerte esa vez, llevé mi walkman y el disco 13. Entonces lo conectaba en mis orejas y me sentaba frente a la ventana en la habitación a solas a escuchar la música como si fuera el sonido del viento allá afuera, mientras en el resto de la casa se levantaba una reunión social. No estaba tan mal. A veces necesitaba sentirme sola y reencontrarme conmigo misma en medio de tanta compañía.
Es así como cada track del disco me recuerda algun pasaje de esa ciudad, me recuerda algún día en particular, me recuerda una compra en el supermercado, un pan de cebolla, la calle 2 Norte, una galería de arte desierta, abierta en medio de la noche, me recuerda el Marga Marga a oscuras bajo los árboles, me recuerda un café con algún fotografo famoso de la zona, me recuerda un atardecer reflejado en los azulejos de un edificio.
Esa ciudad está tan llena de recuerdos y tan cerca del olvido que prefiero escribirlos para volver a rememorarlos cuando se hayan borrado. Sólo sé que cada vez que escucho el 13 de Blur, siento algo indescriptible que me trae nostalgia y un dejo de soledad, me lleva de vuelta años atrás y me cuesta seguirle el hilo a mi vida hasta aquí. Tanto ha pasado, pero no me arrepiento de nada.

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