Algunos dicen "como ha pasado el tiempo, volando!" Pero nosotros hemos vivido este año intensamente, conscientes de cada minuto que ha pasado por nuestras vidas. Hemos sufrido, llorado, reído. Caminamos juntos hasta acá en busca de nuestro hogar y si no fuera por ellos, mis mejores amigos, no podría levantarme cada mañana para comenzar el día hasta el fin. Los amo, los adoro. Son mis pollitos del alma, los mejores hijos que una madre podría tener, fuertes y alegres, perseverantes y buenos compañeros. Ya casi han vivido un año en este mundo que no es amable en recibirlos, pero saben pararse con la frente en alto y con sus ojitos hermosos que parecen entenderlo todo. Y aunque pasen mil años, seguirán siendo mis pollitos del alma.
