TECNOLOGÍA

La tecnología me tiene ciega. Tantas horas frente al Pc en el trabajo, chateando con mi novio, jugando jueguitos adictivos, bajando música, escribiendo en mi blog. Y cuando al fin me renacen las ganas de leer un libro, uno de papel que me prestó la Lore del bibliometro sobre David Bowie, mis ojos me dicen que la tecnología me está dejando ciega y mi cerebro patalea dentro, pidiendo a gritos unos anteojos que me hagan enfocar mejor lo que hoy veo borroso.
La música en el pc y los video clips me apasionan tanto como una manzana verde y ácida con sal. No necesito nada más que sentarme en la silla azul de mi pieza y encender el aparatito este. No necesito un peinado ni ropa especial, no necesito dinero para tomar un taxi, ni siquiera necesito comer cuando me sumerjo en el computador. Todo es demasiado cómodo, tanto como perjudicial. Porque me olvido del mundo cuando me conecto. Y a veces, al menos una vez a la semana me voy lejos en un tren y me olvido de lo que guardo en esta caja mágica, me olvido de los mails y los juegos. Llevo mis canciones en un disco que escucho como nadando en oro mientras viajo. Al fin en ese momento tengo contacto con la naturaleza. Y los libros quedan nuevamente en el olvido, porque me duelen en los ojos y me aburren si no son demasiado entretenidos. Pero al volver, hay tantas cosas que me esperan, hay tantas personas felices de volver a saludarme, hay nuevas etapas por superar en tiles of the unexpected... bueno, en realidad sólo tres que dificilmente suelo superar cada vez que juego.
Él es la unica solución para escaparme de todos estos cables. Me toma de la mano y salimos a pasear en su ciudad hasta la plaza, donde las personas celebran animosas un domingo y admiran maravillados la chupalla más grande del mundo. Allá, lejos de esto es donde recién puedo descansar. Ai ai ai.