No soy muy fan de los superhéores, ni los de las historietas ni los de carne y hueso que se creen superhéroes. Pero debo admitir que los he aprendido a querer producto de las circunstancias que me han unido con personas fanáticas de los comics, grandulones con alma de niños.
Iron Man no era un personaje muy conocido para mi, solo un pincelada que me decía que Tony Stark es el anti modelo de hombre, un personaje que no comenzó su historia de superhéroe por causa de una venganza o por su insaciable necesidad de justicia. Es más bien un sinverguenza divertido que cayó en el lado bueno por pura coincidencia.
Así, en mi sala favorita, junto a mi persona favorita, assistí o filme después de un arduo día de trabajo y ajetreo y me encontré con una agradable sorpresa. Nada muy profundo, nada que me rompa el corazón ni marque mi vida. Técnicamente bien hecho, narrativamente bien contado. Creo que Robert Downey jr. estuvo muy bien escogido para caracterizar al protagonista, pues su humor serio - sin las caricaturezcas muecas de Carrey- es el mismo de antaño, pero más maduro.
Aunque no soy una gran conocedora de los filmes de aventura, de personajes asombrosos con super poderes, recomiendo a todo tipo de público este filme. Me aventuro a decir que es el opuesto a The Dark Knight, una historia más oscura, más clásica, más conocida.
Es bueno soñar a veces con un superhéroe como Iron Man.
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