THIS WEEKEND

Por fin es fin de semana. Todo el mundo espera el día de descanso para poder salir de la rutina del trabajo. Nosotros en Americatel recuperamos todos los días una hora diaria para poder disfrutar tranquilamente del asado del fin de semana. Y al fin llego el sábado. Dormí poco, salí atrasada. Estuve un rato con mi hermana y partí. Allá los buses estaban a punto de partir. El camino fue corto, pero caluroso. Alfonso, Marcelo, Román y yo armando el grupito de siempre. El lugar estaba poblado por otros visitantes que paseaban con su familia a guata pelada por el pasto con la intención de pasar la tarde en la piscina. Nosotros solo queríamos comer, y beber también. Y así fue la tarde entera, tirados en el pasto conversando y bebiendo, olvidando que la próxima semana se nos acercaba de prisa.
Cansados y mareados de vuelta, fui con señor Lira a un tour por el cementerio general. Llegamos tarde, nos encontramos con Gabriel y Bárbara, le pagamos la entrada a un dulce niño y entramos. El show había comenzado ya. Un señor vestido con capuchón largo y maquillado siniestramente nos guiaba por el lugar con su linterna mientras relataba historias que ya había oído tiempo atrás cuando don Danilo me mostraba ese paraíso silente. La noche estaba linda. No tenía miedo, no tenía frío, estaba un poco cansada, pero me sentía bien acompañada. Terminado el espectáculo volvimos a nuestro sitio acostumbrado de los fines de semana, a pasar las horas, a pasar el tiempo, a pasar las cosas que nos pasan por la cabeza cada vez que estamos uno frente al otro, todo lo bueno, todo lo malo, todo lo que queremos y todo lo que duele, todo lo que será olvidado y lo que guardaremos para siempre. El día domingo vino como siempre, con ese aire de desconsuelo, con ese aire de nostalgia, con vientos de presente que se vuelve pasado, cuando vemos venir la próxima semana frente a nosotros.