Los hot dogs saben mejor cuando los comes fuera de casa, cuando los saboreas en el momento preciso en que tienes hambre, en que tienes ganas de comer especificamente un hot dog. Comer un completo, ( como se llaman los hot dogs en Chile) en una ocasión inesperada, en un lugar desconocido, probar los diferentes sabores, probar las distintas combinaciones de ingredientes es lo que me ha sucedido las ultimas veces que los he comido. Tarde en la noche, cuando hace frio, en un lugar lejano, en el reencuentro con mi pasado, en compañía de gente dulce, en complicidad de gente conocida, en un lugar clasico, dando una gran mordida a ese pan lleno de sabores, que chorrea por tu boca, que te mancha la ropa, que te hace gastar diez mil servilletas de esas muy delgadas de las fuentes de soda. Los completos nos sacan de protocolo, nos reunen frente a una situación cotidiana y cercana. No puedes fingir ser nadie más, cuando tienes que abrir la boca tan grande para comerlo. Los hot dogs son universales, es probable que existan en casi todos los paises, pero es una costumbre muy chilena comerlos en cualquier momento como salvación al hambre.
Quiero comer un completo.
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