Me fui, volví y nadie notó mi ausencia. Fueron cortas las vacaciones, pero bien aprovechadas. Echaba de menos el viento en mi cara, mi cuerpo flotando en el mar. Extrañaba también tener una casita nueva de cual hacerme cargo, pero sin grandes preocupaciones.
Fuimos el grupo de los chicos malditos, como siempre juntos para todos lados. Viajamos en bus, subimos cerros, atravesamos túneles, recorrimos playas, tomamos micros viejas, recicladas de Santiago, comimos diferentes platos en diferentes mesas, paseamos de lo lindo. La clave era disfrutar sin medidas y veo que tuvo muy buenos resultados.
A 8 horas de mi retorno al trabajo, puedo decir que el aire marino ha pasado por mi cabeza y me ha limpiado el stress. Y en mi retina quedan los recuerdos de las aventuras veraniegas del fin de vacaciones y la cámara retrató los momentos inolvidables de nuestro viaje. Beats en mi corazón y en mis venas al son de la playa. Fue buena!
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