LA SIMPLEZA DE UN DÍA

Ayer anduve silvestre por la vida. Me bañé temprano y me vestí con lo primero abrigador que encontré. Peiné mi pelo pero no puse maquillaje en mi rostro. Anduve silvestre y en paz, sin pretender ser nadie más que yo, sin pretenciones físicas, sin filosofías exóticas sobre nada. Pasé mi día tranquila, abrigada como oso esperando la tarde para salir a pasear con mi amigo Donny como en los viejos tiempos.
La semana fue pesada, muchas horas de trabajo bajo presión, muchas horas en el centro de Santiago rodeada de smog que entraba hasta mis venas. El viernes fui al cine con mis sobrinos a ver la obra de Miyazaki "Hauru no ugoku shiro" y lloré por segunda vez cuando ví aparecer antes mis ojos las hermosas imagenes en el ecrán. El sábado estuve ocupada el día entero de allá para acá, con la visita del "churry" (como dice Santi) y no tuve ánimos de salir a la noche y morir congelada de frío tirada a la madrugada en alguna avenida capitalina esperando que pasara algun taxi.
Y Freddy que se hace famoso poco a poco y pronto no tendrá ni tiempo de acordarse de nosotros los comunes mortales. Y la pandilla que hace rato no nos reunimos en pleno para salir de parranda. Los extraño a veces, cuando me queda tiempo. También extraño a Rodolfo que hace rato no se nada de él. Y a la Pris y a Niccolo y a la France y a todos a quienes he dejado en la lista de cosas por hacer en estas atareadas semanas.
Y Guto tiene una "namorada" ahora y parece más feliz que antes y menos pesimista. Y Andrey que se equivoca en la inmadurez de su adolescencia pensando que el amor puede resisitrlo todo. Y yo que aprendo día a día que el amor no necesariamente debe ser un suicidio ni un suplicio ni un sacrificio ni nada negativo. Aprendo que el amor puede ser divertido y sincero y mágico y cómplice y dulce. Sólo me falta tiempo y dinero, el problema de siempre.
Pero aún así me siento bien y me permito un día para andar silvestre por la vida, con mi verdadera cara y mi pelo erizado, sin sustancias modelantes y con ropas viejas y gigantes que alguna vez cuando era más gordita me calzaban bien, pero que ahora paracen prestadas de alguna prima lejana.
Y al caer la tarde llega mi amigo Donny a buscarme para salir a pasear por las calles de nuestro barrio, contando las historias de la semana y planenado nuestras vidas hasta el año 2020, con la eperanza de que alguno de los sueños se haga realidad.